Natalis Solis Invicti
Los romanos celebraban el 25 de diciembre la fiesta del "Natalis Solis Invicti" o "Nacimiento del Sol invicto", asociada al nacimiento de Apolo. El 25 de diciembre fue considerado como día del solsticio de invierno, y que los romanos llamaron bruma; cuando Julio César introdujo su calendario en el año 45 a. C., el 25 de diciembre debió ubicarse entre el 21 y 22 de diciembre de nuestro Calendario Gregoriano. De esta fiesta, los primeros cristianos tomaron la idea del 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesucristo. Otro festival romano llamado Saturnalia, en honor a Saturno, duraba cerca de siete días e incluía el solsticio de invierno. Por esta celebración los romanos posponían todos los negocios y guerras, había intercambio de regalos, y liberaban temporalmente a sus esclavos. Tales tradiciones se asemejan a las actuales tradiciones de Navidad y se utilizaron para establecer un acoplamiento entre los dos días de fiesta.
Las Saturnales (en latín, Saturnalia) eran, para los antiguos romanos, las festividades más importantes del año. Podrían describirse como Navidad y Carnaval al mismo tiempo, y el cristianismo de la antigüedad, después de mucho esfuerzo, logró sustituirlas por las celebraciones que hoy conocemos.
Las fiestas Saturnales se celebraban del 19 al 25 de diciembre en honor a Saturno, Dios de la agricultura. A la luz de velas y antorchas, se celebraba el fin del período más oscuro del año y el nacimiento del nuevo período de luz, o nacimiento del Sol Invictus, coincidiendo con la entrada del Sol en el signo de Capricornio (solsticio de invierno). Eran siete días de bulliciosas diversiones, banquetes e intercambio de regalos. Tal y como es costumbre hoy día, los romanos de ese entonces aprovechaban esas festividades para visitar a parientes y amigos.
En el siglo III, el Emperador romano Aureliano instituyó el culto al Sol Invictus (aureo = oro, brillante como el sol) basándose en el antiguo culto a Mitra, el dios sol persa, que se empezó a conocer en el Imperio Romano 60 años antes del nacimiento de Jesús.
Según la mitología persa, Mitra nació de una virgen un 25 de diciembre. Podía curar enfermedades y revivir a los muertos. Mitra no murió, sino ascendió a los cielos en el equinoccio de primavera (pascuas) después de una cena de despedida con sus 12 discípulos (uno por cada signo del zodíaco).
Recién hacia el siglo V, la Iglesia decidió celebrar el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre, y así ir opacando las antiguas celebraciones. Gradualmente dichas costumbres (ahora consideradas paganas) pasaron al Día de Año Nuevo, siendo asimiladas finalmente por la fiesta cristiana que hoy en día se conoce universalmente con el nombre de Navidad.
Las navidades, las Saturnales o el Sol Invictus
Desde el principio de los tiempos el hombre se ha fijado en los astros y su comportamiento. No es difícil darse cuenta que este ir y venir del sol, la luna, el clima y mareas tenían un efecto cuasi predecible sobre la naturaleza. Y como el hombre también es propenso a festejar, pasó que se encontró que cada vez que sucedía algún hito climático/solar/lunar podía ser una, más que justificable, excusa para festejar.
Uno de los fenómenos que se daba era que, para finales de Diciembre, llegaba el momento en que se terminaban las tareas del campo, y por esto Saturno, que era el dios de la agricultura y la cosecha para los romanos, era liberado de sus ataduras para poder descansar. Junto con el Dios quedaban liberados los mismos agricultores (Roma empezó como pueblo agricultor) y esclavos que trabajaban los campos. Esta época fue un momento de relajación en donde se podía descansar y dar comienzo a nuevos proyectos. El 17 de Diciembre era el día fijado para las saturnales y en esta fiesta se eliminaban las diferencias sociales y el senado ofrecía una serie de sacrificios e invitaba a todo el pueblo a una gran comida.
Como todo lo bueno dura poco, la fecha del 17 de diciembre como único día festivo fue alterada y se le agregaron algunos días más para que se justifique la joda, llegó a tener 7 días completos, en donde el espíritu era la eliminación de las diferencias sociales y la difuminarían de las limitaciones morales (supongo que hasta un punto “aceptable”). En estas fechas también se tenía la costumbre de intercambiar regalos y de ofrecer comidas a amigos y familiares. Lo más particular de estas fiestas era que los esclavos podían reprocharle cosas a sus amos, vestirse con sus ropas y ser servidos por éstos, haciendo de la eliminación de las diferencias sociales una realidad absoluta.
Para el siglo III las necesidades políticas fomentaron que el Emperador romano Aureliano intentara darle una visión religiosa única a la fiestas que pululaban por esas épocas. Tenían dos, las del Sol Invictus (sol invicto) que se festejaba desde el 22 al 25 y que últimamente contaba con muchos adeptos; y la del culto a mitra que era muy popular entre los soldados y tenía al 25 de diciembre como día en que se festejaba el nacimiento del Dios.
La existencia de las Saturnales (que se habían ido “corriendo” hasta terminar el 25 de diciembre), el Mitrianismo y la necesidad de divinizar al Emperador (era más difícil que un traidor trate de matar a un representantededios – emperador que a un emperador – ynadamas) fueron el caldo que cocinó al 25 de Diciembre como fecha para que Aureliano la impusiera como gran fiesta Sacro Santa para el pueblo romano, en toda la extensión de su imperio.
En el año 350 de nuestra era, el Papa Julio I fijó la fecha del 25 de Diciembre para el nacimiento de Jesús, no porque supiera que era el día del nacimiento de Jesús, sino que entendía que la liberación temporal de esclavos, el intercambio de regalos y la sensación de que se trataba de una fecha de renovación y paz, coincidía con lo que la religión Católica pretendía. También existe la posibilidad de que entendiera que después de 700 años nadie tenía en mente sacar una fiesta en donde todos (sin excepción) la pasaban bien.
Pasaron algunos cientos de años hasta que esta fecha fue realmente adoptada por todo el Cristianismo (al principio el culto no estaba centralizado en un Papa como ahora, sino que era un popurrí de poderes en donde cada cual tomaba sus decisiones) pero finalmente todos terminaron entendiendo que era un buen momento para festejar (¿cuándo no lo es?) y terminaron justificando a Papa Julio I y su intención de fijar una fecha totalmente fuera de los parámetros posibles para el nacimiento de Jesús.
Hoy en día la fiesta sigue gozando de buena salud, tanto para los religiosos practicantes (cristianos, ortodoxos, anglicanos y algunos protestantes) como para los que, como yo, el hecho de que se festeje el Sol Invictus, las Saturnales, el nacimiento de Mitra o el de Jesús es la excusa perfecta para poder juntarse con amigos y familiares a comer, tomar y pasar un buen momento e intercambiar presentes.
Algunos expertos han intentado calcular la fecha del nacimiento de Jesús tomando la Biblia como fuente, pues en Lucas 1:5-14 se afirma que en el momento de la concepción de Juan el Bautista, Zacarías su padre, sacerdote del grupo de Abdías, oficiaba en el Templo de Jerusalén y, según Lucas 1:24-36 Jesús nació aproximadamente seis meses después de Juan. 1Cronicas 24:7-19 indica que había 24 grupos de sacerdotes que servían por turnos en el templo y al grupo de Abdías le correspondía el octavo turno.
Contando los turnos desde el comienzo del año, al grupo de Abdías le correspondió servir a comienzos de junio (del 8 al 14 del tercer mes del calendario lunar hebreo). Siguiendo esta hipótesis, si los embarazos de Isabel y María fueron normales, Juan nació en marzo y Jesús en septiembre. Esta fecha sería compatible con la indicación de la Biblia (Lucas 2:8), según la cual la noche del nacimiento de Jesús los pastores cuidaban los rebaños al aire libre, lo cual difícilmente podría haber ocurrido en diciembre. Cualquier cálculo sobre el nacimiento de Jesús debe estar ajustado a esta fuente primaria, por lo que la fecha correcta debe estar entre septiembre y octubre, principios de Otoño. Además, debe tomarse en cuenta el censo ordenado por César al tiempo del nacimiento del Hijo de Dios, lo cual obviamente no pudo haber sido en diciembre, época de intenso frío en Jerusalén, la razón es que el pueblo judío era proclive a la rebelión y hubiera sido imprudente ordenar un censo en esa época del año.
Huitzilopochtli (en náhuatl Huītzilōpōchtli, en AFI [wiːtsiloːˈpoːtʃ.tɬi][1] "colibrí izquierdo" o "colibrí del sur"), fue la principal deidad de los mexicas. También fue conocido como Ilhuicatl Xoxouhqui y ha sido asociado con el sol.[2] Al arribo de los españoles a Mesoamérica, era la deidad más adorada en el Altiplano Central por la imposición de los aztecas. Los conquistadores lo llamaron Huichilobos.
* Los mexicas celebraban durante el invierno, el advenimiento de Huitzilopochtli, dios del sol y de la guerra, en el mes Panquetzaliztli, que equivaldría aproximadamente al período del 7 al 26 de diciembre de nuestro calendario. "Por esa razón y aprovechando la coincidencia de fechas, los primeros evangelizadores, los religiosos agustinos, promovieron la sustitución de personajes y así desaparecieron al dios prehispánico y mantuvieron la celebración, dándole características cristianas."
* Los incas celebraban el renacimiento de Inti o el dios Sol, la fiesta era llamada Cápac Raymi o Fiesta del sol poderoso que por su extensión también abarcaba y daba nombre al mes, por ende este era el primer mes del calendario inca. Esta fiesta era la contraparte del Inti Raymi de junio, pues el 23 de diciembre es el solsticio de verano austral y el Inti Raymi sucede en el solsticio de invierno austral. En el solsticio de verano austral el Sol alcanza su mayor poder (es viejo) y muere, pero vuelve a nacer para alcanzar su madurez en junio, luego declina hasta diciembre, y así se completa el ciclo de vida del Sol. Esta fiesta tenía una connotación de nacimiento, pues se realizaba una ceremonia de iniciación en la vida adulta de los varones jóvenes del imperio, dicha iniciación era conocida como Warachikuy.
Inti Raymi era la mas grande e importante celebración que se llevaba a cabo en tiempo de los Incas.
Aún es celebrada anualmente en Cusco y el complejo arqueológico de Sacsayhuaman, atrayendo cientos de miles de visitantes de todas partes del mundo.
Es la segunda celebración en importancia de Sudamerica luego del Carnaval de Rio, Brasil.
Inti Raymi es una palabra que proviene del Quechua y significa "resurrección del sol".
Su religión estaba basada en la adoración del sol.
El emperador Inca - Sapa Inca - era adorado como a un dios, considerado descendiente del dios Sol - Apu Inti - y manifestación viviente de Inti sobre la Tierra.
Villaq Uma - Sumo Sacerdote - era la segunda persona más poderosa de la civilización Inca.
Inti es el nombre en quechua del Sol, considerado como una deidad en la mitología inca.
Los quechuas del Imperio inca tenían al dios Sol en el primer peldaño del escalafón celeste, con el nombre sagrado de Inti, aunque más tarde fue evolucionando hacia una personalidad más compleja y universal, que terminó por absorber a la divinidad sin nombre de la creación, para dar paso a Viracocha, una abreviatura al nombre completo del dios Apu-Qun-Tiqsi-Wira-Qutra (Apu Kon Titi Wiracocha), que es, por antonomasia, la definición total de su poder omnímodo, puesto que este nombre no es sino la enumeración de sus poderes (supremo ser del agua, la tierra y el fuego) sobre los tres elementos en los que se basó la creación del Universo.
Los germanos y escandinavos celebraban el 26 de diciembre el nacimiento de Frey, dios nórdico del sol naciente, la lluvia y la fertilidad. En esas fiestas adornaban un árbol perenne, que representaba al Yggdrasil o árbol del Universo, costumbre que se transformó en el árbol de Navidad, cuando llegó el Cristianismo al Norte de Europa.
Frey, era hijo de Njörd y Nerthus, y vio la luz en Vaneheim. Consiguientemente, pertenecía a la raza de los Vanes, divinidades del agua, del aire y de la tierra, pero fue cálidamente bienvenido en Asgard cuando llegó allí como rehén, junto a su padre. Ya que era costumbre entre las naciones nórdicas conceder algún regalo valioso a los niños cuando salía el primer diente, los Ases le entregaron al joven Frey el bello reino de Alfheim, o Tierra de las Hadas, el lugar de los elfos de la luz.
Allí, Frey, el dios de la dorada luz del Sol y de las cálidas lluvias de verano, tomó su residencia, encantado con la compañía de los elfos y los hados, que implícitamente obedecían todas sus órdenes y a la más mínima de sus señales iban de acá para allá, haciéndolo todo el bien en su poder, pues ellos eran espíritus preeminentemente benéficos.
Frey también recibió de los dioses una maravillosa espada, un símbolo de los rayos del sol, que tenía el poder de vencer en la lucha, por su propia voluntad, tan pronto como fuera desenfundada de su vaina. Frey la usaba especialmente contra los gigantes de hielo, a quienes odiaba casi tanto como lo hacía Thor y ya que portaba su reluciente arma, a veces ha sido confundido con el dios de la espada, Tyr o Saxnot.
Ahora el historiador mexicano Enrique Florescano, del Instituto Nacional de Antropología e Historia vuelve a retomar esta interpretación, basándose en la mención de textos mayas anteriores a Tula, que se refieren a Teotihuacan como Tollan.
Esta cultura y en investigaciones se basa en que su ciudad es mapa de la traslación de Venus, es decir, su recorrido alrededor del sol. Cerca de ahí esta una montaña llamada Xicuco (Shicuco) que en náhuatl es Ombligo, que en significado de los toltecas es entre lo interior y lo exterior y hace unas ves más referencia a Venus, esta montaña tiene que ver con su arquitectura vista desde sus edificios dan los ciclos antes mencionados de Venus, sin olvidar que este astros aparece en las mañanas en el horizonte como lucero que recibe el nombre de Citlalith (estrella del amanecer). Estos ciclos hacen referencias a las etapas de Quetzalcóatl para poder ser hombre – Dios, que representan las etapas de los humanos (en el catolicismo nacer – vida – resucitación). Esta cultura fue muy especial ya que en el traje de los Atlantes se encuentran representadas todas estas etapas, como el espejo negro que hace que Quetzalcóatl, vea sus errores para purificarse, otras pieza importante es el Chacmol, que representa al mismo Quetzalcóatl saliendo de la etapa del fuego escondido debajo de la tierra, representa entregando el mismo fuego a la superficie, que es cuando Venus no aparece en el horizonte y surge en el horizonte. Se dice también que esta ciudad fue unas de las más difíciles de pasar al cristianismo, que Sahagún era el encargado de hacerlo, ya que tenían muy bien arraigado sus creencias, Sahagún aprovecho el significado de la montaña Xicuco y el Sol sobre la misma que era unas de las etapas de Quetzalcóatl surge como sol y Dios, esto Sahagún represento como un flor sobre para que los Toltecas asimilaran y pudiesen ser pasados al Cristianismo.
Ñuke mapu Pachamama en su cuerpo humano Madre Gaia
Nacimiento de Alxión en la puerta del Sol..